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jueves, 6 de junio de 2013

Belize

BELIZE

San Ignacio. Es un pequeño pueblo con arquitectura inglesa y un sin fin de rastas caribeños paseando en bicicleta. Ofrecen múltiples paseos a los alrededores: ríos, cuevas y/o ruinas apenas exploradas. Nosotros fuimos a las ATM Caves. Entramos bajo tierra por una piscina natural que buceas por un par de segundos y ya. Estás dentro. Luego caminas (a ratos nadas)  más de tres kilómetros por un tunel de piedra por el que corre agua. Cueva que se va agrandando y achicando, pero que nunca deja entrar la luz. Con la linterna de la cabeza puedes ver enormes estalactitas, algunas brillantes. Pero lo mejor de todo está al final: una tremenda bóveda, completamente a oscuras, que fue alguna vez un sitio ceremonial maya. Escalas a la parte superior y encuentras los cuerpos sacrificados, las ofrendas, jarros y demases utencilios. Todo en el estado que fue encontrado hace unos pocos años. Sin ningún tipo de intervención. Tanto así, que uno de los esqueletos fue pisado por un turista. Para salir de ahí vuelves por el mismo túnel -no apto para claustrofóbicos- y luego caminas unos 45 minutos más, volviendo a cruzar dos ríos a pie.
De vuelta en la ciudad fuimos por un ron con piña a la hora del happy hour, cuando se llena de reggae y buena onda la calle principal.

Belize City. Belize es como nosotros imaginábamos Jamaica: Playas perfectas, reggae, rastas, buena onda. "In Belize No problem", dicen los habitantes del único país que habla inglés en centroamérica. De aquí tomamos un ferry a Key Caulker.

Key Caulker es uno de los cayos que están en el segundo arrecife de coral más grande del mundo, después de la gran barrera de Australia. La arena es tan blanca en la isla que parece nieve y se puede cruzar de un lado a otro en menos de quince minutos. El principal atractivo -además de su playa paradisiaca- es ir a bucear. Nosotros hicimos tres buceos. En el primero bajamos 42 metros por el blue hole y nos encontramos cara a cara con un tiburón tigre de casi tres metros. En el momento no nos llamó mucho la atención, porque la profundidad -42 mt es el máximo recomendado- nos hizo sentir estúpidos. En los siguientes buceos vimos tiburones de arrecife, tiburones punta blanca y una manta más grande que bongalette.

Key Caulker, Belize

Desde nuestra ventana en Key Caulker

Picando

Atardecer en Key Caulker

Nuestro guia en el blue hole. No problem man!

Cayos cerca del Blue Hole

Cayos alrededor del blue hole

GUATEMALA

Esquipulas. Es un pueblo fronterizo. su principal atractivo es una iglesia grande y unas viejas cochinas que venden todo tipo de picoteos en la calle.

Antigua. Alojamos en la policia turística,  a unos 5 minutos del centro, con seguridad y duchas  gratis. Por primera vez en bastane tiempo nos tuvimos que enfrentar al frío con solo un par de sabanas para dormir. Y !sorpresa! el calefactor se había echado a perder. Antigua es una ciudad colonial bonita, muy bien restaurada. Es una extraña mezcla entre gringos e indígenas. Hay muchas tiendas de diseño, o comidas sofisticadas entre galerias con artesanías locales. En la plaza se pasean buenos grupos de música, ideal para descansar después de perderse comprando a precios ridículos (diez pesos la palta) en el tremendo mercado.

Mujeres mayas en las calles de Antigua, Guatemala

Bebala directo de la fuente.

Chichicastenango. Fuimos para allá el dia domingo, como todos los demás turistas. Ese día la Iglesia se llena de índigenas prendiendo velas, llevando flores o cantando en sus lenguas nativas. El incienso que sale de ahí llena los pasillos de artesanías. Te pierdes caminando kilómetros entre tienditas, tejidos, machetes, o señoras preparando tortillas. Nosotros compramos un tejido pagando un cuarto del precio inicial. Y todo es así. El regateo es obligado.

Panajachel. Es un pequeño pueblo a la orilla del lago Atitlán. Todavía quedan acá muchos descendientes de los mayas, que viven atendiendo a la masiva llegada de turistas. Esto le quita un poco de magia al pueblo, mostrando tanto gringo disfrazado de maya. Desde Panajachel se puede conocer el resto del lago dando un paseo en bote, el tour más solicitado.

Ofrendas, Chichicastenango

Ramito de violetas, Chichicastenango

Coban. Llegar a Coban fue un tanto complicado. Estaban arreglando algunas calles y carreteras, pero sólo avisaban que estaban cortadas al llegar al final de ellas. Nos tuvimos que dar un par de vueltas de más y armarnos de paciencia. Entre vuelta y vuelta se nos perdió uno de los anillos de matrimonio. Manejar por Guatemala (y en general por todo centro américa) es una prueba a tu paciencia.
Cobán es una ciudad desordenada. Es el punto de partida para llegar a Semuc Champey, unas piscinas naturales rodeadas de selva. Fuimos a chapotear y a tomarnos unas cervezas  con un guatemalteco y su polola italiana, celebrando el no haber pagado la entrada a Semuc Champey: nadie trabajó ese día porque estaban todos linchando al alcalde en la plaza. Según dicen, ese político se habría robado algunas platas (nada nuevo bajo el sol, no?). Mientras esperábamos el bus para volver a Cobán, pasó la policía en una camioneta. Después de cunetearse y chocar un árbol, el policía -totalmente borracho- tomó la decisión correcta y siguió su camino a pie. Nosotros -y muchos más- tomamos el bus de vuelta a Cobán.

Al fin baño!
Semuc Champey, Guatemala

Avatar?
Semuc Champey, Guatemala

Life is good


Semuc Champey

Tikal. Es una antigua ciudad maya en medio de la selva. Sus pirámides, palacios y templos están bastante bien conservados (o restaurados). Nosotros llegamos a las cinco de la mañana, lo que nos permitió disfrutar del lugar prácticamente para nosotros dos. Caminamos mucho, imaginando cómo habrá sido vivir ahí, entre altas construcciones de piedras, monos y papagayos. El sitio arqueológico es bastante grande. Hay algunos lugares a los que se llega caminando más de 30 kilómetros. A nosotros nos mostró un poco de la esencia maya y su grandeza.

Amanecer en Tikal


Prohibido subir?
Tikal

Una de las cosas que hace a Tikal tan impresionante es el hecho de estar en la mitad de la selva.
A cada paso entre monos descubres antiguas ruinas mayas.

Guatemalteco de exportacion

Tikal

Tikal

Descubriendo Tikal

A veces tienes que cruzar hacia lo desconocido 








miércoles, 17 de abril de 2013

Honduras


HONDURAS


De salvador nos fuimos a Guatemala, a Esquipulas, donde un señor por la pura buena onda nos invitó a alojar a su hotel gratis. Ahí dejamos el auto ya que decidimos volver a Honduras como peatones por dos razones. Una, porque te cobran caro por entrar el auto al país, y la otra, porque la policía y las carreteras son tétricas. Y fue una muy buena decisión porque precisamente en un bus fue donde conocimos a quienes serían nuestros compañeros de viaje -nuestra familia- durante la estadía en Utila.

En Honduras visitamos básicamente dos lugares: Copán y Utila. Aunque volver al transporte público (acá repleto) no fue de lo más confortable, sí lo fue el dormir en hoteles con lujos tales como un baño o una ducha siempre disponibles.

Cuando fuimos a visitar las ruinas mayas de Copán la entrada estaba siendo descuidada y sin querer queriendo entramos sin pagar. Aunque igual valía su precio. Es una ciudad y se conserva bastante bien. Hay una pirámide en la que cada uno de los peldaños cuenta parte de la historia de la ciudad, y cada zona se distingue bien: el área residencial, el parque, los lugares sagrados... caminar por ahí hace fácil imaginar las ruinas en su mejor momento, lleno de mayas, con el ruido del río.



Papagayo rojo en la entrada de las Ruinas de Copán

Descubriendo Copán

Lo gratis tiene siempre ese gustito...

Copán Ruinas

Meditando sobre las crisis financieras y las posibilidades de la bolsa de Kyoto, Copán Ruinas

A la isla de Utila fuimos básicamente a sacar el certificado de buceo Padi, porque no hay un lugar más barato en el mundo para hacerlo. Por menos de 250 dólares buceas ocho veces, te entregan tu carnet y te dan el alojamiento por una semana. Roy, Allan, Lynn, Jan, Klaus, Dominga y Soledad nos acompañaron.  No sólo a bucear si no también a recorrer la isla.

Después de caminar unos veinte minutos desde el pueblo  de Utila llegamos a las cuevas de agua dulce. Son unas piscinas naturales muy muy limpias. Había tambien un túnel al que entrabas gateando por el barro. El túnel está completamente oscuro y te lleva a una cueva con una piscina dentro. Aunque da un poco de susto meterse al principio, la verdad es que está buenísimo (de hecho si no fuera por Allan no sé si nosotros habríamos entrado). Hay unas velitas en el camino, pero  no llevábamos fuego ni tampoco linternas. Ahí, embarrados todos y echados en el suelo, fuimos entrando a la luz de un par de celulares. 

Los buceos estuvieron bien, aunque la mayoría de los días nos tocaron nublados o ya  simplemente lloviendo. Peor suerte tuvo Jan, que en el primer buceo (a menos de cinco metros de profundidad) tosía sangre, con el mayor relajo del mundo. Creo que nosotros nos asustamos más que él (si es que él se asustó en algun momento).  

Alrededor de la isla vimos bastantes corales y peces de color tropical. Como fueron nuestros primeros buceos, todo nos sorependió, aunque igual nos faltó ver un tiburón o una manta raya... algo más espectacular.  Pero lo reservamos para Belize, a donde vamos a entrar en el famoso blue hole a ver si podemos encontrarnos cara a cara con un tiburón más grande que nosotros. Ya se verá... No perdemos las esperanzas.


Nuestros comienzos como espeleologos, Utila

Baleadas en Utila

Vista desde el Bar en Utila

Parque Güell version Utileña

Obra del Gaudí isleño

La despedida, San Pedro Sula

Utila bajo del Mar, foto cortesía GoPro 




El Salvador


EL SALVADOR




Viniendo desde el sur no se puede llegar a El Salvador sin pasar por Honduras. Sin más opciones, así fue. De Nicaragua cruzamos a Honduras y en un par de horas entrábamos a El Salvador. Un día de trámites de fronteras... toda una delicia.

La carretera de Honduras nos dejó un tanto espantados por los policías tratando de sacarte un billete a toda costa y la cantidad infinita de hoyos, rodeados de gente aprovechando la frenada obligada para venderte iguanas vivas (sí, iguanas vivas con una soga al cuello). Lo peor de todo era la cantidad de niños pidiendo plata, unos con más gracia que otros. El ganador sin duda es el que se levantó la polera, se frotó la guata y gritó que tenía hambre.

Una vez en el El Salvador -tercer país visitado en el mismo día- nos fuimos directo a San Miguel. Aunque son muchas las advertencias de peligro, robo y muerte en las ciudades de El Salvador, la verdad es que -al menos a nosotros- nos pareció bastante tranquilo. Si bien es cierto que andan todos -todos- con pistolas en el bolsillo, la verdad es que fueron muy buena onda con nosotros, ayudándonos y dándonos los mejores datos.

Cerca de San Miguel está El Cuco, un balneario popular. Fuimos y vimos cómo veranean los salvadoreños. Una experiencia cien por ciento local. A un par de kilómetros de ahí fuimos a ver las supuestas olas gigantes de Punta Mango. Sin ver nada, seguimos camino a la más turística y plagada de gringos, "ruta del bálsamo".
La ruta del Bálsamo es una seguidilla de playas buenas para el surf, con paisajes verdes y harta palmera. Nuestro primer destino fue El Tunco. Nos quedamos en la playa misma, pagando un camping que nos sedujo porque tenía ducha y la necesitábamos. Toalla, shampoo y jabón en mano y oh mi dios, el agua era salada. Una ducha de mar. Gran estafa.

Recorrimos las playas de la ruta del Bálsamo y encontramos buenas olas, incríbles paisajes y, sobre todo, salvadoreños buenos para la conversa.


El Sunzal, Costa del Balsamo

Playa El Tunco, Costa del Balsamo

El Santiago en El Sunzal, Costa del Balsamo

Después de conocer ciudad y playa de El Salvador nos fuimos a visitar una zona más acampada conocida como la Ruta de las Flores (aunque, ojo, flores no se ven muchas). Ahí se encuentran pequeños pueblos entre cerros y plantaciones y salvadoreños acampados, con esa hospitalidad que te hace recordar a la gente del sur de Chile. En Apaneca nos tocó ir a la fiesta dominguera, plagada de puestos de verdura, comida, ropa usada y cualquier tipo de cachibaches. Una rana asada acompañada de vegetales indescrifrables fue nuestro almuerzo.


Rana a la parrilla con pupusa y demases, Ruta de las Flores, El Salvador

Ruinas Mayas de El Tazumal, Ruta de las Flores

Huevos rellenos con challas para la fiesta del domingo, Ruta de las Flores



Dejamos El Salvador contentos. Superó ampliamente nuestras expectativas.

Nicaragua


NICARAGUA




Apenas entramos a Nicaragua nos fuimos a la playa. Maderas se llamaba y quedaba cerca de  San Juan de la costa.  Maderas es sólo una playa, sin pueblo. Sólo hay un restoran y un camping. Todos los que llegan hasta acá -incluidos nosotros- vienen en busca de olas. Nada más que eso. Después de  dos noches aquí fuimos a echar un vistazo a los alrededores y a conseguir un ticket para cruzar a la Isla de Ometepe (suena fácil pero fue todo un trámite).

Ometepe es la Isla dentro de un lago más grande del mundo. Es tan grande que cuando la ves o estás en sus playas pareciera que te bañas en el mar, pero de repente tragas un poco de agua y te acuerdas de que te estás bañando en el lago Nicaragua. El lago tiene tiburones de agua dulce y olas no tan inocentes como las de cualquier otro lago.

Llegamos a la isla de noche -conseguir un ferry para nosotros y el auto fue un caos-y nos tiramos  hasta el pueblo Moyogalpa. Ahí no sabíamos dónde dormir, hasta que vimos a la orilla del camino a un anciano señor enseñándole a los nietos a tocar guitarra. Ante tan paternal imagen, fuimos a pedir que nos dejaran pasar la noche en el estacionamiento de la casa. Y así fue.

Al día siguiente dimos la vuelta a la isla, rodeando los dos volcanes perfectamente cónicos que la forman. En el paseo vimos bastantes petroglifos y un punto de venta de viagra natural (o huevos de tortuga en peligro te extinción). Para pasar el calor nos fuimos a tirar un piquero al ojo de agua, impresionantemente bonito. Terminamos el día en un bar, donde conocimos a un argentino que, como todos los argentinos, era dueño de los mejores datos a seguir en nuestra ruta. Papel y lápiz y ya está. Información archivada. A ver qué tal nos va con ella.


Vista al volcán Concepción, isla de Ometepe

Ojo de Agua, Isla de Ometepe

Ojo de Agua, Isla de Ometepe

Volcán Concepción desde el volcán Maderas, Isla de Ometepe


De vuelta a tierra firme nos fuimos a conocer un par de ciudades coloniales. Apenas entramos a Granada conocimos a Oscar, otro argentino (que novedad!) que viajaba en casa rodante solo. Después de probar las delicias locales a un precio ridículamente módico nos fuimos a recorrer la ciudad y el mercado, donde encontramos todo tipo de animales disecados o embalsamados. Compramos un monedero hecho de piel de sapo, con cabeza y todo incuido. Pasando a temas más culturales, visitamos también un museo donde vimos unas estatuas de piedra, algo así como los moais de Pascua, una maqueta grande de la ciudad y muchas pinturas de artistas locales.

La otra ciudad colonial que visitamos fue León, a donde nos quedamos de juntar con Oscar, el argentino que anda en casa rodante. Nunca llegó. Nunca más lo vimos.  Camino a León pasamos por las afueras de Managua, la capital. Como toda periferia, se veía caótica, sobre todo si tomas el camino equivocado como nosotros. En León seguimos los pasos de su ciudadano ilustre, Rubén Darío, con un vaso de jugo de arroz en la mano (delicia local. demasiado local).


jueves, 4 de abril de 2013


COSTA RICA

En Costa Rica fuimos cuatro. Nosotros, la Bárbara y Benja. Nos juntamos al sur, en Golfitos, pero rápidamente partimos a Pavones, famoso por tener la ola izquierda más larga del mundo (cosa que nosotros no vimos). Arrendamos un par de tablas, cortamos un par de decenas de cocos con el machete y nos estacionamos bajo unas palmeras. Pura Vida. La marea subió tanto mientras estábamos todos en la mar que se llevó poleras, pareos, zapatos y... las llaves del Bonga. Pero nada que un viejo truco no pueda solucionar.

Costa Rica es un buen lugar para ir en casa rodante. No te ponen problema para estacionarte en ninguna parte, y muchas veces consigues estar en primera fila de playa. Es muy fácil conseguir agua para rellenar estanques, agua que además es potable. Y también es un país con muchos lugares que conocer pero pocos medios de transporte para llegar a ellos. Por eso la manera más común de recorrerlo es arrendar un auto, como lo hicieron cientos de chilenos este verano. Si en Panamá pensamos que medio Chile estaba de vacaciones allá, aquí nos dimos cuenta que en realidad era acá la papita.

Cocinando a bordo, Pavones, CR

Pavones, CR

El parque nacional Corcovado es uno de los destinos más comunes. Nosotros fuimos a Drake, bahia que fue el escondite preferido del pirata sir Francis Drake, gracias a que dentro de la bahia tiene una pequeña laguna cuya entrada desaparece con las mareas bajas. Drake colinda con el Parque, e hicimos una caminata por la selva hasta la playa San Josecito. Además de gratis (siempre se agradece) el camino es bastante verde y húmedo y hogar de numerosos monos capuchinos, papagayos y reptiles. La playa a la que se llega al final tiene muy buena visibilidad y dos islitas a unos cien metros rodeadas de corales. Si se lleva un par de gualetas y un snorkel se pueden ver pescaditos tropicales.
La playa de Drake eso si, según los locales, es muy peligrosa para bañarse por que anda un cocodrilo que come gente. Mientras nos bañábamos fueron unas señoras a alarmarnos del peligro: "el cocodrilo se consume", nos dijeron, asumimos que eso no podia significar algo bueno. Desde ahi nos fuimos al Parque Nacional Manuel Antonio y sus lindas y tranquilas playas.



Mono Capuchino, Bahia dde Drake, CR

"Peligro, pase bajo su propia responsabilidad"
Camino a Drake, CR

Bahia de Drake, CR
Nótese el cambio de tono en la camisa del Benja... y no es agua.

Segunda guerra mundial
Alrededores del PN Manuel Antonio, CR

Después de tanta naturaleza (y con un par de botellas de pisco traídas directamente desde Chile) fuimos en búsqueda de fiesta a Jacó, EL lugar del carrete según la Lonely Planet. Pero no. Terminamos vagando toda la noche buscando que sea un local del que saliera música, pero nada. Fuimos entonces en búsqueda de la mejor empanada argentina (también dato de la guía) pero el restaurante había cerrado. No contentos con esto, nos averiguamos de un nuevo restoran donde cocinaba el mismo del recomendado y fuimos hasta allá a comernos la famosa empanada -todo un plan de estrategas para llegar a eso-. Eran chicas, fomes y caras. Después de todo, lo pasamos bien. Costa Rica -y los ticos- tienen lo suyo.

De Jacó fuimos a Punta Arenas para tomar el ferry que te deja a unos cien kilómetros de Montezuma, un pueblo muy bonito y tranquilo, por donde corren de un lado a otro familias de monos por el cable de la luz y se oyen monos aulladores. La playa es muy rica, pero mejor en la mañana porque en la tarde se enturbia el agua. Después de un chapuzón, con lavado de pelo y todo, en las cascadas de Montezuma (otra buena razón para visitarlo) partimos a Santa Teresa.
En Montezuma como en Santa Teresa -y más todavía en Tamarindo- se puede ver que en Costa Rica viven muchos extranjeros, sobre todo gringos. Son ellos los que han convertido estas playas en destinos turísticos. Hace diez años en estos tres pueblos vivían solo un par de familias. Quizás por eso sea el país más caro de Centroamérca y se acepte el dólar por todas partes.

En Santa Teresa sí que encontramos un buen estacionamiento, en primera fila de playa y hasta con una ducha de agua dulce.  La playa es muy rica y el pueblo tranquilo, aunque con demasiado polvo que levantan los autos al pasar por el camino de tierra. Aquí sí encontramos buena fiesta y -cómo no- más chilenos.
El último lugar que visitaríamos en Costa Rica sería Tamarindo -o TamaGringo-. No fue fácil llegar: Salvo la Panamericana, todos los caminos son de tierra. Pero en el que tomamos el problema no fue ese si no la pendiente un poco exageradamente elevada del camino. Después de empujar, tragar polvo y empujar otra vez (todo esto a pleno sol con un calor horrible) logramos llegar. Menos mal éramos cuatro para empujar.
Desde Tamarindo fuimos a conocer las playas de alrededor: Avellanas, Playa Negra, Brasilito y el Conchal. El pueblo en sí es muy turístico, pero no ha perido su gracia. Todavía. 


Mono Aullador
Cascadas de Monteczuma, CR

Prieta surfer, Santa Teresa, CR

Pura Vida!
Santa Teresa, CR

Secret spot, Mal País, CR

Santa Teresa, CR

Playa el Conchal
Alrededores de Tamarindo, CR

A fin de mes, y despúes de sólo dos semanas en las que cruzamos Costa Rica, la Bárbara y Benja tomaron su vuelo de vuelta a Chile. Nosotros marcamos la frontera con Nicaragua en el Gps. Estamos conscientes que nos faltó mucho por conocer en Costa Rica, pero es un país muy caro, con muy malas carreteras y nuestros invitados tenían solo dos semanas para recorrer.